Rutinarias: Mi habitación

Falta poco para cambiarme de casa y tengo pena, un poco, sólo un poco porque pronto formaré mi familia compuesta por tres alegres tigres y eso me basta para ser feliz, pero quiero describir mi habitación ese rectángulo que se llega ahí a través de una escalera de madera y que me acogió por algunos años, que me miró cuando lloraba en soledad por penas de amor, la que soportó temblores y hasta terremotos, fue fuerte y yo no le tenía fe. Un día de primavera la pinte con cariño, en su ventanal ajuste una cortina que llega hasta el piso, puse mi cama, una tele con poto abultado arriba de un cómoda y sería todo, poca ropa, entre ahí con pocas cosas y saldré con tanto, entre ahí sola con muchos sueños en mi mente y saldré con algunos sueños ya cumplidos, otros fracasados, algunos ya olvidados y otros nuevos por cumplir, acompañada del mejor hombre de mi vida, mi pequeño… así llegué a esa habitación sin muchas pretensiones, pero contenta porque era mía y siempre estaba iluminada, la oscuridad me pone triste nunca me ha gustado. Esa habitación ha ido transformándose, pero nunca ha perdido su esencia que es protegerme primero a mí y desde hace más de cuatro años también a mi hijo, ha pasado de ser una habitación para uno a ser una para dos y algunas veces para tres, es generosa… siempre callada cómplice de escenas de amor, privilegiada por oír los primeros balbuceos de mi pequeño y paciente por sus llantos de noche, ha sido confidente de mis momentos de rabia y paciente porque siempre me espera para dormir. Tiene tantas facetas, oye todos mis cantos desafinados de los fines de semana y no reclama cuando repito una canción, sabe de nuestros bailes y también cuenta las veces en que me miro al espejo. Es cómplice de los rallones que mi hijo le dibuja, sabe que cada ralla o círculo es parte de su felicidad, y aunque yo le di una parte de la habitación, para mi pequeño no fue suficiente y ella obedeció, ha soportado ositos pegados en la pared, vocales y un zoológico inventado por mí, también tiene un sol propio y nubes porque así lo quiso mi pequeño, hasta tiene globos aerostáticos porque mi hijo siempre los ha amado, se convirtió en una habitación con un mundo propio, con dos miradas diferentes… mi habitación ha sido el punto de encuentro para nuestros juegos, escucha cuentos, risas, sabe de mis miradas de amor, sabe que cuando estoy feliz me da insomnio y cuando estoy triste duermo más, no veo nada, sólo abrazo a mi hijo y cierro los ojos esperando las soluciones en mis sueños. También sabe de mi desorden y no se lo cuenta a nadie, sabe que la ordenaré y la dejaré linda para volver a desordenarla, sabe de mi lucha constante con la plancha y de los zapatos que a veces pierden a su hermano, sabe donde están las monedas que se caen a propósito para no ser gastadas y de las que juntamos para algún día mal gastarlas, a veces me esconde las llaves justo cuando estoy más apurada.
Mi habitación ha sido un mundo aparte, donde muchas veces me he refugiado, sé que es algo material, pero eso material, se quedará con momentos de mi vida que no volverán y quizás tenga otro dueño y le dará otro valor, otras miradas y otros sueños…

La habitación más famosa

3 comentarios sobre “Rutinarias: Mi habitación

  1. Me encantó tu relato, extraño mi habitación con póster, stickers, muebles y repisas colorinches jaja porque apenas me case, tuve un dormitorio compartido y desde ya es todo más sobrio igual me identifique en relación a que mi casa es testigo de algo muy similar a lo que ejemplificas que vives con tu peque y espero resulte todo excelente en este nuevo proyecto!!

    Me gusta

  2. Qué preciosa despedida para tu habitación, sentí la melancolía en tus palabras, me pareció un adiós lleno de gratitud. Ahora comienza una nueva aventura, en casa nueva y habitación nueva. Todo nuevo. ¡Ánimo!
    Cariños para ti. ¡Buen viernes!

    Me gusta

Deja un comentario